20 de Marzo de 2015 (Oscar Martín, Antón Fernández y Frank A. Rodriguez).
Después de dormir apenas 2 horas por la aventura que se avecinaba,
salimos de nuestro hotel en Dusseldorf con dirección al aeropuerto donde
cogeríamos un vuelo para interceptar las sombra de la Luna su paso por
la superficie de la Tierra.
Llegamos sobre las 4:20 de la madrugada.
Eramos los primeros en acercarnos a los mostradores de la compañía área.
Al poco de llegar, los demás pasajeros también fueron llegando y
comenzó la obligada ronda de saludos y preguntas frecuentes. Al mismo
tiempo, varias cadenas de televisión alemanas, estuvieron entrevistando a
varios de los pasajeros del vuelo. Una amplia cobertura de medios
estuvo durante toda la facturación haciendo preguntas y entrevistas e
incluso varios de esos medios, nos acompañó a bordo del avión.
Fuimos los
primeros en coger la tarjeta de embarque y los primeros en darnos cuenta
de una curiosidad. En la tarjeta de embarque ponía como origen,
Dusseldorf y como destino "xxx/fictitious point", vamos... lo que viene
siendo.. lugar ficticio.
Una
vez atendidos los medios de comunicación, nos dirigimos hacia la puerta
de embarque, donde estuvimos esperando unas 2 horas. En ese tiempo
estuvimos charlando con viejos amigos y expertos cazadores de eclipses
que iban a ver el eclipse desde otro avión. Al parecer, eran 20 vuelos
simultáneos los que verían el eclipse casi desde el mismo espacio aéreo.
Compartimos saludos y experiencias con expertos como Glenn H. Schneider
organizador de varios de los vuelos (31 eclipses totales), Eclipse Guy
(15 eclipses totales) Chris Malicki (14 eclipses totales) y otros
conocidos de expediciones anteriores.
Casi
sin darnos cuenta llamaron para el embarque del avión y rápidamente
fuimos embarcando todos los pasajeros. Las demoras y retrasos no estaban
permitidas, ya que el vuelo tenía que salir extremadamente puntual para
poder interceptar a la sombra lunar en el lugar exacto a la hora
exacta. Nada mas entramos en el avión fuimos acomodándonos en nuestros
asientos asignados y en cuanto el pasaje se completó, cerramos puertas y
nos dirigimos hacia la pista de despegue.
60
cazadores de eclipses ansiosos de ver cumplidos sus sueños. Máxima
potencia en los motores para elevarnos y superar la gruesa capa de nubes
que envolvía Dusseldorf para dirigirnos hacia un punto entre Islandia y
las islas Feroe.. Algo mas de dos horas nos separaban de muchos meses
de trabajo y planificación. Cada kilómetro que avanzaba la aeronave, mas
cerca estábamos de conseguirlo.
Una
vez alcanzada la altitud de crucero, todos los "cazadores" comenzamos a
preparar los equipos para registrar el evento. Tan solo nos quedaban 90
minutos cuando realizamos 2 simulacros de la totalidad, para coordinar
todas las actividades. Una vez concluidos los simulacros , el piloto
orientó el avión hacia el Sol , ya eclipsado parcialmente, para que
disfrutáramos de unos minutos previos a la totalidad, poder enfocar las
cámaras y realizar comprobaciones. A intervalos regulares, la
tripulación nos iban indicando los minutos restantes para la totalidad:
fünfzhen, zhen, fünf ... (En un alemán que nos imaginábamos
perfectamente).
T-5
min La tensión iba en aumento, a medida que nos acercábamos a nuestro
destino. Casi de repente, la extensa sombra de la Luna sobre las nubes,
nos anunciaba el inminente espectáculo. Por el horizonte sur la sombra
avanzaba a gran velocidad. La luminosidad bajaba rápidamente adquiriendo
el característico color gris metalizado en este tipo de fenómenos y en
el horizonte se dibujaba una intensa banda anaranjada realzando aun mas,
la belleza del paisaje. Y de repente, el anillo de diamantes!!!!!!!
WOOOOOWWW!!!!
¿Cómo
describir con palabras estos primeros instantes llenos de emociones
incontroladas mientras grabábamos las imágenes que tanto ansiábamos?
El
anillo de diamantes dio paso a una majestuosa corona que resaltaba con
su brillo en la penumbra. Las protuberancias asomaban por el borde del
Sol y el planeta Venus brillaba con intensidad a su izquierda.
Solo
sucede en los eclipses totales, podemos contemplar la atmósfera del Sol
a simple vista y su dinámica y cambiante forma geométrica nos
hipnotiza, mientras los chorros de plasma parecen expandirse en la
inmensidad del cielo.
Concentrados
en la complicada grabación de imágenes desde nuestra plataforma en
movimiento apenas nos damos cuenta del rápido paso del tiempo; a pesar
de que ganamos casi un minuto de totalidad respecto a los observadores
en tierra, la Luna no detiene su rápido avance a 1000 km/h y por el
extremo opuesto al primer anillo ya comienzan a asomar las
protuberancias y el aumento de brillo que anuncia la llegada del
segundo.
Y
llega... nos vuelve a arrancar un grito de emoción y apenas un suspiro
para ponernos de nuevo en el punto de partida: la luz que vuelve a
inundar el cielo y a nosotros de la satisfacción de haberlo conseguido
una vez más, de haberlo podido compartir con quienes se dejan llevar por
un impulso difícil de explicar que nos hace "cazadores de eclipses".
Asocaciación SAROS Expediciones Científicas (SAROS.ORG)